En este dramático escenario de la Cataluña independiente, la teatralidad política se acrecienta pese a que el Estado trata de frenar tímidamente un movimiento que no sé si sumará adeptos pero que se presume imparable, a la vista de la ascensión de individuos como el tal Quim Torra. El elegido por Puigdemont, el prófugo líder de los secesionistas, gobernará al parecer en diferido la comunidad autónoma catalana, coherentemente, sin acatar la Constitución hasta que se reproduzca en un hipotético momento, oficialmente, la república que presidirá por derecho –si es que se produce el prodigio– el genuino, el inigualable, el incomparable, el insustituible, el insuperable cretino Puigdemont que sueña con su reencarnación ‘honoris causa’ como perpetuo presidente de la Generalidad.
Sobre el sustituto o interino poco hay que decir después de haber leído algunas de sus afirmaciones sobre España y los españoles, es decir sobre sus conciudadanos, no separatistas. Valga como asqueroso y repugnante ejemplo cuando haciendo méritos en 2013, escribió: «Los españoles son bestias carroñeras, víboras, hienas con una tara en el ADN». Joaquín, el sustituto, nuevamente ha llegado con la soberbia, la arrogancia, el despotismo y la ordinariez mental de poder mearse en las cortinas que preservan la Carta Magna y la dignidad del pueblo español y, a la vista está, solo pretende ser una triste caricatura de su idílico gurú político aspirante a cambiar lo que legalmente hoy es imposible. Pobre hombre, Quim, que se ha prestado a parodiar la parodia por un puñado de dementes adhesiones inquebrantables.
Este payés iletrado en la ortodoxia literatura legislativa, desde antes del parto ha confundido las churras con merinas a sabiendas, se supone, de que podría pisar la prevaricata línea. Pero esa línea debe determinarla la Fiscalía o el Poder Judicial. Todo lo oído hasta ahora conduce, sin ser experto en jurisprudencia, a que la breve dialéctica de los emancipados está madura y presta a caer en manos de la justicia. Salvo los huidizos que ya irán cayendo poquito a poco, cuando las euroórdenes convenzan a los distintos jueces europeos que, por cierto, no lo están poniendo nada fácil.
Me han gustado los acuerdos alcanzados por Rajoy y Sánchez de fiscalizar las cuentas del gobierno autónomo y aplicar, de nuevo, el 155 si es que el burro se pone retozón que será lo más probable, aunque tal vez sería aconsejable no demorar la excepcional medida como propone, Rivera, líder de Ciudadanos. Al margen de criterios tranquiliza el ánimo que los partidos constitucionalistas actúen con unidad para salvaguardar el Estado de Derecho y es bueno que sumen ideas y propuestas para frenar la espiral secesionista catalana. Como el anuncio del PSOE que propondrá en la Cámara Baja la modificación legislativa en el Código Penal, del delito de rebelión para adaptarlo al separatismo.
De momento lo terrible es que el descarado, mimético y ofensivo Joaquín, el sustituto, se une a la nómina de indeseables y presuntos delincuentes que han presidido en los últimos años el Gobierno catalán y que vienen gozando de un sueldo, a título vitalicio, salido de las arcas públicas. La Moreneta, Mare de Déu, nos proteja.