De las escasas cosas serias que se han dicho esta semana por parte de los miembros de los ministros de Sánchez ha sido el refrendo de Borrell, encargado de la cartera de Exteriores, a la intervención del embajador de España en EE UU, Pedro Morenes, en respuesta al presidente de la Generalidad, Quim Torra, tras su discurso contra España. Borrell ha advertido de los serios riesgos que tanto España como la Unión Europea se enfrentan ante el desafío secesionista y ha pedido con rigor que «ningún embajador de España puede quedarse sentado escuchando tranquilamente cómo se descalifica a su país con cosas que, además, no son verdad».
Mientras Borrell planta cara institucional a los independentistas estos hacen posible la renovación del consejo de la RTVE, después de la promesa de la vicepresidenta Carmen Calvo de que el Gobierno está dispuesto a abrir un diálogo con los emancipados catalanes sin cortapisas ni valladares. Difícil será mantener una interlocución con quienes tozudamente pretenden escindirse de España. De momento han conseguido que los políticos presos se acerquen a ‘casa’, pero lo que realmente quiere el honorable Torra es que Sánchez los indulte y abandonen la vida carcelaria para seguir haciendo ‘patria’ en los despachos.
Puigdemont, que orgullosamente presumía de ser el «presidente de la república catalana en el exilio», ha dado un paso atrás solicitando las prerrogativas de los ex honorables porque hay que vivir de algo además del cuento. No tardará mucho la maquinaria burocrática nacionalista en facilitarle la ‘dote’ correspondiente que consiste, pese a ser un fugitivo de la justicia, en un despacho con tres empleados, coche oficial con chófer, servicios de seguridad y un sueldo al que no ha renunciado como diputado autonómico. Lo que ocurre en España no sucede en ningún lugar del mundo civilizado.
Hablando de civilización, esta semana hemos descubierto que el AVE no llega a Granada por un problema informático. Según el ministro del ramo es probable que en septiembre… cuando llegue septiembre todo será maravilloso, ¿o no? Hablaremos de la alta velocidad. Siempre pensé que la informática era una herramienta de excelente utilidad mientras funcionaba, pero un serio problema cuando deja de hacerlo. Por poner un ejemplo preocupante, un fallo informático hospitalario es, actualmente, un desastre. En nuestro caso la comunicación ferroviaria continúa arrastrando el mal fario que consuetudinariamente la provincia viene padeciendo en este y otros asuntos. Desde el respeto hacia el alcalde de la ciudad y al presidente de la Diputación, les digo que para ese viaje a Fomento no se necesitaban alforjas. Quiero decir y lo digo que entre colegas y compañeros no deberían permitirse encuentros para hacer el ridículo.
El AVE no es una cuestión política actual es un problema técnico que el ministro José Luis Ábalos podría haber advertido, simplemente, anunciando por carta a las autoridades granadinas que la informática está jodida para el tren a su paso por Íllora y que para solucionar la avería hay que esperar a septiembre. La informática tiene su complejidad y por el plazo dado sospecho que los informáticos tomarán vacaciones. Pues habrá que esperar al mes de los membrillos que es, también, el de las Angustias para conocer cuando entrará a la estación de Andaluces el AVE de vagón presente con sus pasajeros y sus maletas. Todo un acontecimiento inimaginable.