«La Ciudad Comprometida»
En el anterior artículo realizamos una presentación del Ciclo Integral del Agua, conjunto de procesos por los que pasa el agua que consumimos desde que es recogida en la naturaleza hasta que es devuelto el excedente a la naturaleza con la calidad adecuada para ser asimilada por el Medio Ambiente. En este artículo vamos a hablar de la primera parte del proceso, desde la captación hasta que llega el agua a nuestros hogares.
Lo primero que pensamos es cuál es la diferencia entre un agua potable y una que no lo es, pues bien, es cierto que el agua potable es la que no nos va a hacer daño, y las características que debe cumplir están determinadas por la legislación sanitaria. En la misma se establece la obligación de que haya una cantidad de cloro presente en el agua para garantizar que no crezcan microorganismos en ella, y así llegue en perfectas condiciones al punto de consumo.
La Captación es el lugar de donde se obtiene el agua que consumimos, estas pueden provenir de desalación del agua marina, aguas fluviales superficiales (ríos y embalses) y aguas subterráneas (pozos y manantiales). El agua es un compuesto químico que en el colegio nos dijeron que era incoloro, insaboro e insípido, pero no es la realidad. El agua tiene mucha capacidad para diluir materias, esto es robar de las rocas, el polvo atmosférico, los suelos y todo lo que esté en contacto con ella, partículas muy pequeñas de estos materiales que se quedan formando parte integrante de sí misma, son sustancias en disolución. Además por efecto del movimiento del agua, ésta puede llevar partículas en suspensión.
Lo que hemos descrito en el párrafo anterior es el agua en su estado natural, así es el agua que llega a las captaciones, lo que se denomina el agua bruta, para distinguirla del agua tratada o potable. La calidad o sustancias químicas disueltas y en suspensión que puede contener el agua destinada a potabilización también está regulada por la legislación, cualquier agua no sirve para consumo humano. Una vez se ha decidido que en un punto de un río, un embalse, manantial o pozo se puede obtener agua para consumo humano hay que tratarla para hacerla potable.
Lo primero que hay que hacer es analizar el agua bruta que va a ser potabilizada para ver cómo de intenso debe ser el tratamiento a aplicar. En general, el agua subterránea no tiene materias en suspensión pero si tiene gran cantidad de sales disueltas, debido a que ha estado mucho tiempo en contacto con el suelo, y el agua de los ríos suele tener más material en suspensión. En los embalses al tranquilizarse el agua, los sólidos en suspensión se van al fondo, con lo cual normalmente contiene pocos salvo que el embalse esté muy bajo de nivel, situación en que baja mucho la calidad del agua por la presencia de sólidos. La cantidad de sustancias químicas disueltas en el agua de los ríos y embalses depende de la parte del curso fluvial donde se encuentre la captación, de forma que cuanto más tiempo haya estado el agua en contacto con las rocas y suelos, más contenido de minerales tendrá. En Granada Capital tenemos la suerte de que las captaciones están en ríos de alta montaña, y el contenido de minerales es bajo.
Los tratamientos que se realizan al agua bruta para su potabilización pueden ser varios pero hay uno que es imprescindible, la desinfección, esto es eliminar los microorganismos presentes en el agua. Son tres los mecanismos posibles de desinfección: cloración, desinfección con ozono y desinfección con rayos ultravioleta. Esta última sólo se puede hacer con pequeñas cantidades de agua y no es posible hacerla en abastecimientos. La desinfección con ozono sólo es necesario hacerla cuando el agua bruta presenta algunos tipos de sustancias disueltas. La más utilizada es la desinfección mediante cloración. De hecho en núcleos urbanos de pequeño tamaño con captaciones de aguas subterráneas de muy buena calidad de agua es el único tratamiento que se realiza, y se hace en el depósito de cabecera mediante maquinaria automática de dosificación de cloro o algún compuesto que lo contenga.
Cuando la calidad del agua bruta es menor, hay que recurrir a instalaciones industriales complejas llamadas Estaciones de Tratamiento de Aguas Potables, en ellas se quita al agua los materiales en suspensión, parte de las sustancias disueltas y se desinfecta con alguno de los métodos descritos. Los procesos generales que se aplican consisten, por un lado se añaden unos compuestos químicos que hacen que las materias en suspensión se agrupen entre sí y sean más fácilmente eliminables y posteriormente se deja reposar el agua para que las materias en suspensión caigan al fondo, finalmente se filtra el agua con arena y se desinfecta.
Ya está el agua lista para ser consumida, y es conducida desde la ETAP a los depósitos, y de ellos parte la red de distribución que lleva el agua a nuestros hogares.
Maria Ángeles Romero Manchado
Ingeniera de Caminos, Canales y Puertos de GRarquitectos