BOGOTÁ RECLAMA SU ESPACIO PARA EL PEATÓN

 «La Ciudad Comprometida»

Recientemente, por motivos profesionales, hemos tenido la oportunidad de conocer la Capital de Colombia, Bogotá, dentro de nuestra particular cruzada de trasladar la experiencia y principios de la Ciudad Comprometida a través, como seguro que sabréis, de DCC (Desarrollo de Ciudades Comprometidas).

En cada lugar, en cada ciudad, en cada barrio… en el que desembarcamos nos gusta conocer buenas prácticas que se estén llevando a cabo por aquellos lares. De Bogotá, entre muchas sorpresas, nos ha llamado la atención como una ciudad densa, con carencias en espacios públicos, están explorando formulas para mejorar la práctica deportiva y fomentar hábitos saludables.

Mapa de la Ciclovía. Fuente: idrd.gov.co
Mapa de la Ciclovía. Fuente: idrd.gov.co

A semejanza de la Ciclovía de Lima (La avenida de Arequipa se cierra al tráfico todos los domingos durante 6 horas a lo largo de 6 kilómetros y durante este período queda prohibida la circulación de vehículos a motor, como podéis recordar a través del artículo que publicamos titulado CICLODIA, APUESTA DE LA METROPOLI DE LIMA POR EL USO DE LA BICICLETA”), Bogotá da un paso más a través de su red de ciclovías: ahora no se trata de una única vía que afecta a unos pocos distritos, sino de una malla de ciclovías que se interconectan en un circuito de más de 120 km y que cubre todos los sectores de la ciudad. Se viene realizando desde 1974, donde todos los domingos y festivos del año de 7 a 14 horas se posibilita que un millón de usuarios salgan de manera segura de sus casas a practicar diferentes tipos de deporte o simplemente, paseo.

Resulta interesante como ciudades como Bogotá hacen de la necesidad virtud, “ocupando” aunque sea temporalmente el espacio del coche, dueño absoluto, ya que, probablemente, una ciudad más equilibrada, con unos transportes públicos eficientes, una red proporcionada de dotaciones y equipamientos, de espacios públicos a diferentes escalas, no se vería obligada a reclamar un ámbito que nunca debió perder.

Otra muestra de ello son las potencialidades de aprovechamiento para el ocio y el deporte que presentan ciudades como Bogotá, como muchas otras de Sudamérica  (como por ejemplo, Santiago de Chile), a través de ciertos entornos naturales, boscosos,  céntricos o adyacentes a los núcleos,  como es el “Cerro de Motserrate”. Suelen ser espacios con unas características apropiadas para el deporte y muy utilizados por las personas para su espaciamiento y práctica deportiva, aunque a menudo no estén específicamente dotados para ello.

Cerro de Monserrate. Fuente: elaboración propia.
Cerro de Monserrate. Fuente: elaboración propia.

Pero volviendo al ámbito del asfalto, en la capital de Colombia, se está fomentando la implantación de un conjunto de deportes puramente urbanos, donde la ciudad está sabiendo integrar y difundir actividades minoritarias pero cada vez más demandadas. En los próximos días ampliaremos con otro artículo esta iniciativa que tan gratamente nos ha sorprendido de Bogotá.