La transformación física del actor resulta muy llamativa, así como el hecho de que no volviera a triunfar en el cine
‘La Historia Interminable’ (1984), mítica película de Wolfgang Petersen, forma parte del recuerdo de todos aquellos que crecieron en los ochenta y en los noventa. Este fantástico filme, basado en la novela homónima de Michael Ende, continúa siendo uno de los mayores éxitos de taquilla de la historia del cine alemán, gracias a su entrañable historia que hizo volar a millones de niños.
De ‘La Historia Interminable’ se recuerdan muchos aspectos, como sus logrados efectos especiales para la época o el inolvidable tema principal de la película, interpretado por Limahl. Sin embargo, aunque el elenco de actores principales siguen en el recuerdo de muchos, lo cierto es que apenas se les ha vuelto a ver en la gran pantalla.
Esta afirmación se refiere principalmente al reparto de actores jóvenes, ya que ninguno de ellos se dedica en la actualidad de forma profesional al cine o la televisión, a pesar de haber triunfado de muy niños de la mano del director alemán Wolfgang Petersen.
En este sentido, Noah Hathaway (Atreyu en ‘La Historia Interminable’) vive de lo que ingresa a través de su tienda de tatuajes, y los únicos papeles que ha vuelto a interpretar han sido para películas de serie B. Por otra parte, Tami Stronach (la emperatriz infantil del citado filme) se dedica a la danza de manera profesional, pero fuera del mundo del cine. No obstante, el mayor cambio lo ha protagonizado Barret Oliver, el actor protagonista que encarnaba al joven Bastian, y que en la actualidad es un reputado fotógrafo norteamericano.
Once años después de su nacimiento en 1973 en Los Ángeles, Barret Oliver protagonizó ‘La Historia Interminable’, cuyo gran éxito le permitió tener papeles en filmes importantes como ‘Cocoon’ (1985) o ‘D.A.R.Y.L.’ (1985), ganando el Premio Saturn al Mejor Actor Joven.
Tras este ciclo exitoso, Barret Oliver fue también protagonista del cortometraje ‘Frankenweenie’, de Tim Burton, y tuvo pequeños papeles en series como ‘El coche fantástico’ o ‘Autopista hacia el cielo’. Sin embargo, pese a que su carrera era muy prometedora, Oliver decidió retirarse del cine tras actuar en ‘Escenas de la lucha de sexos en Beverly Hills’, en el año 1989.
Desde entonces, Oliver se centró en la fotografía, trabajando en el año 2003 en el apartado publicitario de la revista ‘Cold Mountain’ y recibiendo varios premios por su labor con la cámara. Desde el año 2004, Oliver compagina la fotografía con la docencia en este mismo campo, alejado de los rodajes cinematográficos y con un aspecto físico muy diferente al que mostró al mundo siendo niño.