«El Territorio Comprometido»
Por Miguel Ángel Sánchez del Árbol. Geógrafo
A tenor de los hechos y procesos constatados, pareciese que no son suficientemente reconocidos los valores de la Vega de Granada ni por el conjunto de la ciudadanía –tal vez sea precisos más esfuerzos de difusión y pedagogía– ni por las Administraciones; no, al menos, todo lo necesario en aras a la sostenibilidad medioambiental, a la eficiencia del sistema, a la calidad de vida, a la garantía en el mantenimiento de lugares y vistas irremplazables, etc., que una buena parte de la sociedad reclama junto a la demanda de soluciones a las pequeñas y grandes complicaciones para la vida cotidiana que conlleva habitar en una ciudad discontinua y con severas dificultades para moverse de modo fluido entre sus piezas urbanas e industriales, sus centros de trabajo y residencia, sus centros sanitarios, educativos, comerciales, de ocio, etc.. y sus viviendas; o donde la cultura y hábitos de carácter mediterráneo, así como el excesivo peso de las iniciativas particulares inconexas en la organización territorial, no resuelven satisfactoriamente un modelo de asentamiento casi rururbano, pues no cumple adecuadamente con las premisas de este modelo (de inspiración anglosajona y en gran medida ajeno a una cultura mediterránea de concentración poblacional en pueblos y ciudades) a causa del subequipamiento crónico, déficit viario y de transporte público, escasa calidad urbanística de innumerables zonas residenciales, entornos ambiental y paisajístico dañados, etc., hechos que son presentes, a veces de modo sangrante, en la Vega de Granada y entorno próximo. Así las cosas, es precisa una intervención pública decidida que canalice soluciones a esas deficiencias, que han de recoger la sensibilidad y necesidad social al respecto con una participación ciudadana real y efectiva, bien asesorada por profesionales en estas materias y bien interpretada por los representantes políticos.
El POTAUG, que ya cumple diez años de vigencia, hizo un ajustado diagnóstico de los problemas y planteó algunas soluciones relativas a la habitabilidad de la aglomeración urbana y al mantenimiento de ciertos valores, siendo el espacio de vega uno de los que recibió mayor atención. La revisión del Plan, que se iniciará en los próximos días, parece prometer una apuesta por la conservación de la vega, por una agricultura más sostenible y rentable, y por una adecuada integración de los proyectos y actuaciones que se desarrollen sobre este espacio, como el Parque del Milenio (pág. 2 y 3 de IDEAL del lunes 20 de julio de 2009). A su vez, han de buscarse soluciones adecuadas –bajo premisas de sostenibilidad ambiental y ordenación territorial– para las tensiones urbanísticas de los núcleos asentados en la zona irrigada y para determinados proyectos de importancia estratégica, que requieren ampliación, especialmente el Parque Tecnológico de la Salud. Pero asimismo han de satisfacerse otras muchas necesidades y demandas sociales, así como requerimientos ambientales (producción de alimentos, generación de oxigeno, mejora microclimática, provisión de rentas exclusivas o complementarias, expansión lúdica y deportiva, disfrute paisajístico, marco de acogida de registros históricos significativos, espacio complementario ineludible del patrimonio arquitectónico comarcal, con máxima expresión en La Alhambra, etc.) del modo menos lesivo y mejor integrado posibles para este espacio singular, del que no somos más que herederos moralmente obligados a gestionar de forma racional y cautelosa; por tanto, que “las dos realidades territoriales obligadas a coexistir” (la aglomeración metropolitana y el espacio agrícola de vega) lo hagan de modo satisfactorio es una asunto nada trivial, puesto que se ponen en juego muchas expectativas, desde las económicas hasta las relativas a la calidad de vida de los ciudadanos.
Miguel Angel, como sieempre, nos has brindado un certero y profundo diagnóstico sobre la relación de los pueblos y ciudades de Granada con su Vega. Y yo coincido contigo en que si bien las administraciones son responsables del «subequipamiento crónico, y del déficit viario y de transporte público», sin embargo todos debemos sentirnos culpables «de la escasa calidad urbanística de innumerables zonas residenciales», y del deterioro ambiental y paisajístico del entorno urbano, especialmente presente en la Vega de Granada. Porque nuestra sociedad está instalada en la mediocridad y en la apatía. ¿Cual de nuestros pueblos mantiene un diálogo estable y razonable con su vega? Insisto en las preguntas de hce unos días… ¿Que papel debe jugar la Vega en la construccion del espacio metropolitano de Granada? ¿Como compatibilizar uso publico y agrícola? ¿Es necesario rediseñar los bordes urbanos con la vega? ¿Como garantizar su no ocupación progrsiva por usos urbanos? ¿O solo de ciertos usos? ¿Como hacer compatible la Vega tradicional con el Parque de la Vega? ¿Qué parque? ¿A que conducen tantas carreteras a través de la Vega? ¿Es una utopia el Parque Agricola de la Vega?…
Parece que una de las mejores maneras de preservar los valores paisajísticos, culturales y sociales de la Vega seria mediante la creación de un Parque de la Vega.
Entonces parece claro que este Parque no puede ser otra cosa que un parque agro-cultural que debria resolver principalmente los problemas de compatibilidad de usos, y de tratamiento de bordes urbanos… con el objetivo de que Granada deje de dar la espalda a su vega.
En esta linea tenemos los ejemplos de la Huerta Valenciana o del Parque Agrario del Baix Llobregat, que son unas referencias mucho mas apropiadas para Granada que el Central Park de Nueva York!