Como ya he comentado en alguna oportunidad anterior, o habrán podido comprobar leyendo su IDEAL de cada día, desde que iniciara la segunda vuelta me he dedicado a entrevistar a viejas glorias del Granada CF. A aquellos que dimos en llamar “las leyendas” de la entidad por lo mucho que aportaron en tiempos recientes o lejanos al club del que siguen enamorados. Y una de las cosas que más me llamó la atención es que todos ellos o, por lo menos, una amplia mayoría, defendieran lo que yo también al decirme semana tras semana que no se acababan de explicar el atolladero en que se encontraba el equipo. Y todo, porque entendían que existía buena plantilla. Un colectivo capacitado, como poco, para lograr la permanencia. Incluso, “en la etapa de Caparrós”, creo que me soltó entre otros ‘El Tigre’ Barrios.
El caso es que el mensaje, que me llamó mucho la atención por la credibilidad que deben ofrecer siempre quienes saben de qué va esto, quienes han competido con éxito al más alto nivel, cobra ahora todavía más valor. Y es que entiendo que el técnico José Ramón Sandoval ha podido obrar el milagro de conducir muy vivo al Granada CF a la última jornada de Liga por haber podido extraer lo mejor, que efectivamente existía, de jugadores como El Arabi, como Rochina, como Juan Carlos u otros muchos. “Las calidades”, que diría Gino Pozzo, estaban ahí, aunque escondidas, y han bastado tres partidos para que se demuestre.
Queda claro que el sábado el fútbol deberá imponer justicia. Y que uno de los ajusticiados, porque aún no está salvado, repito esto, aún no está salvado, podría ser por desgracia el Granada CF. Pero la esperanza de que no sea así ha venido alimentándose precisamente por la demostración de lo otro, de que la plantilla no era tan mala como parecía. “Así, como suena”, que diría el difunto presidente Luis López.