Como el rey Ricardo III, imploraba, desesperadamente, en la obra de Shakespeare: «Un caballo, un caballo. Mi reino por un caballo», Kiko Rivera, el hijo de Isabel Pantoja, ante la inminente entrada de su madre en el trullo ha pedido, desesperadamente, una escopeta para terminar con todo. Supongo que en ése todo estará incluido el amante bandido de Julián Muñoz, más conocido en los ambientes como «Cachuli», que fue quien se llevó al huerto de la coyunda de la codicia a la condenada folklórica.
En Cataluña han votado, de manera pacífica y ordenada, un puñado de mujeres y hombres que piden, desesperadamente, la independencia. Rajoy, que sigue la ancestral costumbre gallega y eclesiástica de dejar que el paso del tiempo se encargue de dar solución a las cosas, ni se ha inmutado. Pero hay que reconocer que ya hay censados, algunos por tres veces, cerca de dos millones de independientes de facto. Dice Más o Menos, el insolente provocador «el que dijo en su despacho, en castellano, no busquen por ahí «Yo soy el que soy»» que hay que dialogar. Lo mismo que demanda el ambiguo Pedro Sánchez, por ahora, jefe de la presumible leal oposición mayoritaria.
¿Pero de qué hablar? Las urnas de cartón siguen abiertas en un sentido real y metafórico y es muy probable que de aquí a final de año aumente el número de adeptos. Lo primero que, al parecer, según todos los indicadores comerciales, se ha resentido tras la puesta en escena de la sedición ha sido el formidable cava catalán en beneficio del cava valenciano que sube como la espuma. Y en el sector de la industria, en general, existe una gran preocupación por la deriva que puede marcar la persistencia separatista liderada por un sector político catalán.
La juez Alaya sigue, desesperadamente, tirando del hilo del corrupto ovillo. A la última operación delictiva los investigadores que andan, desesperadamente, buscando nombres, le han puesto «Enredadera». Nombre muy apropiado ahora que está de moda el jardín vertical, ahora que se lleva tapar, tapizar ladrillos y cementos con vegetación, la enredadera sirve también para que se cobijen moscardones, zánganos y salamandras. Aplaudo, desesperadamente, el entrañable anuncio de loterías de éste año. Un reflejo de la otra cara de España que, habitualmente, no suele ser noticia. Y pito, desesperadamente, al autor de la obra: «La única iglesia que ilumina es la que arde» que, junto a una caja de cerillas, se expone en el Reina Sofía de Madrid. Si el «artista» hubiese empleado la palabra mezquita el director del museo la habría censurado. García Canturri ?que es de los «modernos» fichajes del Partido Popular? actual responsable de Cooperación Jurídica Internacional y Relaciones de las Confesiones, ha manifestado que la propuesta está dentro de la libertad de expresión. Aún sigue de director general.
Desesperadamente pide una oportunidad, como «Platanito», Pedro J. Ramírez. Antes de que decrete la nueva ley de prensa e imprenta Pablo Iglesias, junior, si llega a gobernar, Pedro J. dice que es el único periodista al que no se le permite escribir en ningún periódico español. Yo escribiría, querido Pedro, mis artículos en los vestidos, en las camisetas, en los calcetines y en las corbatas que diseña Ágata, tus lectores, desesperadamente, se llevarían de kioscos y tiendas del ramo la original prenda-press que lucirían por la calle y guardarían después, con admiración, en la hemeroteca del armario.