Pese a la polémica arrastrada y a esa incertidumbre con la que desconfiadamente se produce cualquier cuestión, por nimia que sea en Granada, esta semana se ha oficializado, al fin, la llegada del legado del poeta Federico García Lorca al Centro-Museo de la plaza de la Romanilla. Proyecto que, por iniciativa de sus herederos, se inició siendo presidente del gobierno José María Aznar y que por avatares de la política ha sido una realidad materializada gobernando Pedro Sánchez. Su ministro de Cultura, José Guirao, ha dicho con toda justicia que Granada debe celebrar con orgullo, desde ahora y para siempre, contar con el mayor legado literario y artístico del poeta. Y así debe ser en una tarea secundaria de promoción y divulgación tanto dentro como fuera de nuestro país. Granada, Ciudad de la Literatura, cuenta con el prestigioso premio poético de habla hispana que lleva unidos el nombre del insigne poeta y la ciudad. Siempre apelo a su nula difusión y su escasa trascendencia pese a que en sucesivas ediciones han sido distinguidos notables poetas de varios países. Al igual que con el Festival Internacional de Música y Danza es imprescindible mayor difusión al ser uno de los más importantes acontecimientos culturales que nuestra ciudad puede enorgullecerse, al margen de la proyección turística y cultural.
En femenino, como no podía ser de otra manera, se está moviendo Soraya Sáenz de Santamaría candidata a presidir el Partido Popular en unos días. Dice la otrora ex vicepresidenta con Mariano Rajoy que los españoles nos gustaría tener una presidenta del Gobierno; una aseveración temeraria de la ambiciosa vallisoletana. A los españoles, en general, aparte de que la selección española hubiese ganado la copa en Rusia, les gustaría muchas cosas esenciales, fundamentales para conquistar una vida mejor. Pero es cierto que, por fortuna, ya nadie se escandalizaría porque una mujer presidiese el Consejo de Ministros. Por cierto que la futura reina de España es la princesa Leonor y si no se produce ningún conflicto o impedimento democrático, llegado el momento, se convertirá en Jefe del Estado.
Soraya, con cierta habilidad, deja viajar, sensiblemente, la insinuación por la corriente feminista que sopla en las estructuras gubernativas actuales por si cuela el hecho diferencial entre el compromisario votante.
Pero da la impresión de que Pablo Casado se lo va a poner difícil aunque el joven político no cuente con el necesario apoyo del ‘aparato’. Los ‘aparatos’ cuando se consolidan, cuando se asientan en los sillones son inamovibles, estáticos y se vuelven desconfiados y temerosos. A Casado lo miran con cierto recelo. «A ver si votan a este y revoluciona el gallinero». Yo no tengo ni idea de qué van a votar los designados compañeros de Soraya y Pablo en el congreso, porque en esta nueva praxis en la historia del PP las voluntades en forma de papeleta serán libres y democráticas. Pero sí digo que muchos afiliados y tradicionalmente votantes del partido de centro derecha están por una renovación que es posible que venga de la mano del palentino. Si sale indemne del asunto del máster que investiga la justicia, nadie mejor que un palentino para tirar de la manta.