Las redes sociales nos han engordado el espíritu de felicitaciones navideñas estos días, añorando a aquellas tarjetas con imágenes de hermosas pinturas alegóricas que solían llegar a casa, franquiciadas, a través del cartero y que luego situábamos semiabiertas, desordenadamente, en torno al abeto luminoso y al belén de barro y musgo. Hoy tendríamos que situar el teléfono móvil, el ordenador o la ‘tableta’ sustituyendo a aquellos tarjetones porque en ellos se guardan, sin orden ni concierto, los múltiples envíos de ‘felicitaciones’. Algunas son hermosamente entrañables, emotivas, fantásticas y llenas de ingenio, pero otras, están impregnadas de rabiosa mentecatez. El problema surge cuando algún primario, en esto de las plataformas electrónicas, le envías un mensaje mentecato y piensa que tú eres el autor, ignorando que la mayoría de ellos circulan por las redes sin identidad; los mensajes electrónicos son como escribió Manuel Machado de las coplas: «Hasta que el pueblo las canta/ las coplas, coplas no son/ y cuando las canta el pueblo/ ya nadie sabe el autor».
Un año más se ha superado Barcelona, con el beneplácito de la señora Colau, que ha montado, en la plaza de San Jaime, una alternativa vanguardista. La ‘original’ propuesta escenográfica se enmarca en un decorado, anti navideño, donde figura una mesa de comedor con sillas vacías. El autor del mentecato Belén ha tenido ligeras concesiones para que el espectador no ande demasiado despistado y ha colocado en las sillas un manto azul, que se supone que corresponde a la Virgen. Un babero con el nombre de Jesús, que se intuye que pertenece al Niño Dios y un martillo que puede que forme parte de las herramientas de San José, carpintero de profesión.
La provocación, mentecata, se ha superado a través de un cartel de las reinas magas de La Coruña, editado por la concejalía de Igualdad y Diversidad para felicitar las fiestas de invierno, que es la nueva definición que tratan de imponer algunos para eliminar lo de fiestas de Navidad. Se trata de un dibujo donde se representa a tres reinas negras haciendo, aparentemente, un corte de mangas. Ante las múltiples protestas recibidas en el Ayuntamiento, la concejalía, cuestionada, ha justificado la idea, como renovadora e integradora, aduciendo que el cartel está inspirado en el popular dibujo del norteamericano Howard Miller, en la actualidad uno de los iconos del feminismo. Ese es el problema de mezclar las churras con las merinas.
No olvidemos la insulsa, sosa, boba y mentecata felicitación de Juan Carlos Monedero, ideólogo de Podemos, en su intento de burlarse del Rey en un remedo poco afortunado que, igualmente, se ha hecho viral pero mucho más interesante hubiese sido teniendo, como protagonista, a su amigo Nicolás Maduro por lo inimitable.
Otra gracieta mentecata la ha protagonizado el alcalde de la localidad de Gallinero de Cameros que –como su propio nombre indica– por sus regidores ovoides, ha grabado un vídeo imitando a Franco en sus santos ovoides discursos navideños. Una odisea estúpidamente orquestada, inoportuna y sin gracejo. Algunas cabezas andan perdidas en el Gallinero. Habrá que preguntarse lo que opinan en el patio de butacas.
Y para mentecatos renovados e integrados en la persistente manía de cambiar la historia el año se inició, una vez más, dando la nota los extremados grupúsculos contrarios a la conmemoración de la Toma de la Granada por los Reyes Católicos. Mientras los granadinos, jóvenes y mayores, cada dos de enero hacen oídos sordos a los ‘pitos y flautas’ y sigue respondiendo: ¿Queeee? por tres veces, en la plaza de Carmen, como pide la tradición.