PITOS Y FLAUTAS

No es justo, no, pitar a la reina de España, doña Sofía, que arrastra amarguras de calles convergentes.En el Día Mundial de la Música, las novenas de Beethoven han sonado concadenadas en la capital del reino con la elegante batuta del maestro López Cobos y he sentido vergüenza por la falta de respeto y de ignorancia de una parte del público que llenaba el auditorio y que exhaló el hartazgo a la menos indicada. Tiene cicatrices del tiempo, doña Sofía y alguna herida abierta de lo cercano, pero camina altiva y con decoro, con conciencia lipia e integradora. No merece el pitido disonante, sino la flauta dulce que le ampare en tan digna tarea que ejerce de manera honesta.
Pero ella no pierde la sonrisa, ni el garbo de señora servidora y se adentra, con natural postura, en cualquier escenario pese al soplo inarmónico de la protesta.