La carencia de sensibilidad y de respeto por la vida del ser humano o del reino animal es algo que, por desgracia, podemos comprobar a diario sin que conductas reprobables, de quienes las practican, tengan como respuesta la severidad del justo castigo.
Con frecuencia leemos noticias de niños, de apenas meses, abandonados, temporalmente, en vehículos aparcados bajo el sol de injusticia, mientras los padres se dedican a disfrutar del aire acondicionado de unos grandes almacenes para hacer sus compras. El abandono de hijos para siempre –que no es producto de la modernidad– históricamente se lleva a cabo en portales, contenedores de basura, conventos, bosques, carreteras o en plena vía pública. Este maltrato psicológico puede ser producto de diversas razones por parte de las madres o progenitores.
Recordarán que hace algunos años se puso de ‘moda’ abandonar a los ancianos en las gasolineras para hacer más llevadero el estío del resto de la familia. El año pasado se manejaba un dato significativo. Solo en Madrid, eran más de 140.000 ancianos los que, en verano, se quedaban abandonados a su suerte sin que ningún familiar, vecino o amigo se preocupase de su estado de salud. El dramático e inhumano panorama de soledad, aislamiento y ausencia de afectividad tratan de paliarlo diferentes fundaciones y ONGs, entre ellas Cáritas.
Pero es que, con el verano, perros, gatos y otros animales de compañía también sufren el abandono de sus propietarios. Recordamos la muerte de un bulldog, en Las Gabias, como consecuencia del fuerte calor y la falta de agua y el del can abandonado en una terraza de la localidad de Polinya, en similares circunstancias que, desesperado, saltó desde una altura de tres pisos resultando ileso, gracias a la pericia de algunos vecinos que amortiguaron el golpe con un toldo. De cientos de caballos abandonados y desnutridos, como consecuencia de la crisis económica, para qué hablar. Son muy frecuentes las lamentables imágenes que nos ofrecen los medios de comunicación.
También el verano parece influir en los abandonos de pareja –pese a ser un tiempo de calentura– pero los abandonos del desamor, generalmente, suelen encerrar otras causas. Como las que han llevado a la propuesta del abandono del Reino Unido de la Unión Europea, aunque todo abandono puede generar, desde la serenidad y la sensatez, arrepentimiento y no parece improbable que una nueva consulta deje al denominado ‘brexit’ como un pretexto para limpiar la era y llevarse a la reserva a un puñado de políticos ingleses.
Aquí, en Hispania y sus Islas, crece un sentimiento de cierto abandono social por parte de algunos políticos a la hora de intentar, al menos intentarlo, llegar a compromisos y pactos con el Partido Popular que ha sido, en las últimas elecciones, la fuerza más votada. El anuncio, primero, de Ciudadanos de abstenerse, en la segunda votación, y de alzar la espada de Damocles este fin de semana tiene descolocado a Rajoy.
Lo importante es ese NO de abandono, del Partido Socialista para impedir que gobierne el centro derecha no comprendido por la mayoría defraudada por el imperativo de la radicalidad. Pedro Sánchez, y muchos más, se han metido en un complicado laberinto –es un clamor expresado por respetables y prestigiosos dirigentes socialistas– que nos puede llevar a unas terceras elecciones cabreantes y es posible que muchos ciudadanos manden a más de un político a jugar al Pokémon GO.