Los que mejor mueven los sillones son, profesionalmente, los operarios de las empresas de mudanzas, y hay que reconocer que cada vez con mejor trato y habilidad. Pero, en política, mover el sillón suele ser una práctica habitual desde que el mundo fue poblado por el homo sapiens… La traición, los celos, el despecho, el odio, la venganza, el rencor, la codicia, la ambición y la miserable deslealtad son acciones destructivas que violan los principios de confianza y que suelen ir acompañados de los viciados pecados capitales.
«Roma no paga traidores». Al decir de los historiadores no está documentada la ‘honorable’ frase. Pero lo cierto es que a.C. los colegas hispanos Audax, Ditalco y Minuro que fueron supuestamente los ejecutores de Viriato, el guerrero lusitano y protector de Hispania, por encargo de Quinto Servilio Cepión, soñaron en ser recompensados con pingües beneficios y cuando viajaron a Roma a por lana salieron trasquilados. Por tan sólo treinta denarios, Judas, uno de los elegidos, traicionó al Maestro y no consta que se lo reprochara en aquella Última Cena, tan sólo advirtió Jesús que uno de los comensales le traicionaría antes de que cantase el gallo. La mala conciencia de Iscariote, la oveja negra de los apóstoles, según el Nuevo Testamento, se ahorcó o murió de una caída y reventó como un ‘ciquitraque’ en el después llamado ‘Campo de Sangre’.
En España –sigo con referentes de aspirantes al poder en clave política– como en otros países son evidentes los ejercicios lícitos e ilícitos para mover sillones. Estamos asistiendo a movimientos precongresuales en Podemos. Errejón quiere quitarle el asiento a su compañero Pablo Iglesias, que ha sido el ‘alma mater’ de los pubescentes demócratas del 15M. La actual presidenta del Gobierno de Madrid ha reflexionado, en voz alta, para que en el próximo congreso del PP se apruebe el selectivo paso de las bases en unas primarias con el fin de elegir, con mayores garantías democráticas, al presidente de la formación de centro. Algunos malvados observadores manejan la hipótesis de que Cristina Cifuentes tenga la lícita aspiración de moverle el sillón a Rajoy.
No faltan palmeros en esta dinámica de mover sillones. Ahí anda el españolista catalán Alberto Rivera, que ha advertido que los sillones hay que moverlos cada ocho años. Y que entre los acuerdos pactados con los populares no se contempla la posibilidad de que Mariano Rajoy repita otros cuatro años como aspirante a la presidencia del Gobierno.
Y Aznar –si éramos pocos parió la abuela– mueve sillones y pone, más que nunca, su rictus mohíno desde que se desvinculase como presidente de Faes, con la firme voluntad de no callarse y participar de manera activa en el debate público. «Al suelo que vienen los nuestros», es una frase irónica de Pío Cabanillas. A Pedro Sánchez le movieron los suyos el sillón y de qué forma. Pero, Pedro, ‘El persistente’ aspira a que sus compañeros de Cataluña le apoyen y si la autoridad y el tiempo no lo impiden diga como el general americano, MacArthur, al evacuar Filipinas: «Volveré». La vuelta de Sánchez a la secretaría general del PSOE no es fácil pero, de producirse, sería el comienzo del fin que no siempre justifica los medios como concebía Maquiavelo. Por mover, medio mundo le está moviendo el sillón a Donald Trump antes de sentar sus posaderas en el despacho Oval aunque, paradójicamente, lo hayan votado la mayoría de los norteamericanos.