Ya lo hemos comentado en ocasiones anteriores, a pesar de que los sistemas de pago soportados por dispositivos móviles están creciendo en los últimos años, la realidad es que las transacciones con tarjeta mantienen su crecimiento en una gran parte del mercado global. Y, como expone M. Vinogradova en un reciente análisis sectorial, parte de este incremento se debe a las altas tasas bancarias para cambio de divisa en operaciones de compra, de retirada de efectivo o de transferencias, que están impulsando la oferta de cuentas y de tarjetas para operar con varias monedas, incluidas las criptomonedas.
La oferta de servicios de pago multidivisa permite acceder a carteras de divisas asociadas a ellos, de manera que un usuario puede operar sobre una misma cuenta o tarjeta con varias monedas diferentes sin estar sujeto a las variaciones en el cambio ni a la aplicación de las correspondientes tarifas de intercambio entre entidades. Esta facilidad, en una operatoria cada vez más común debido a la globalización del comercio y a la necesidad de expansión transfronteriza de muchas empresas, es demandada por éstas para aportar soluciones confiables a sus clientes.
Así lo recoge la consultora McKinsey en su informe Global Payment Map publicado este año, en el que también sugiere las oportunidades que pueden surgir en este tipo de operatoria dadas las nuevas bolsas de crecimiento que se están detectando en las compañías que se han especializado en el modelo PaaS (Payments as a Service), ofreciendo plataformas de pago en la nube que pueden integrarse en aplicaciones o páginas web ya existentes de empresas que operan fundamentalmente en modelos de eCommerce.
Dado el elevado nivel de las presiones regulatorias sobre entidades financieras y los proveedores de servicios de pago, y que nuevos agentes están entrando en un mercado cada vez más condicionado por la innovación tecnológica, el sistema debe ajustarse a nuevos estándares competitivos donde ha de primar la eficiencia y la escalabilidad en la gestión de un mayor volumen de transacciones, con más exigencias en la seguridad e inmediatez y en la reducción de costes. Por ello, se hace necesaria la intervención de plataformas PaaS para el procesamiento de todo tipo de pagos a nivel global, respetando la diversidad de normativas regionales y permitiendo el cambio de divisas sin costes adicionales para los usuarios, asegurando al mismo tiempo los beneficios para los diferentes players del mercado de pagos.
En un ecosistema donde más del 75% de las interacciones de los consumidores con sus marcas tienen lugar en los canales digitales, los pagos electrónicos tienen un elevado protagonismo y reclaman una atención especial para que la anotación en la cuenta del consumidor y del proveedor sea en tiempo real. Por ello, la nueva arquitectura de pagos, sobre todo tras la entrada en vigor de la directiva europea de sistema de pagos (PSD2), está favoreciendo la aparición de las plataformas PaaS como nuevo modelo de negocio con un alto potencial para garantizarse un flujo constante de ingresos intermediando el movimiento de dinero electrónico entre particulares, entre estos y las empresas y las instituciones financieras donde están depositados sus ahorros o sus fondos.
Como bien resume D. Osovlansky, las empresas especializadas en PaaS ofrecen un menú de microservicios empaquetados que se pueden entregar a través de la nube para que todas las capacidades funcionales disponibles en su centro de pagos puedan personalizarse, empaquetarse a demanda, distribuirse y entregarse a través de múltiples medios, reduciendo significativamente los tiempos de implementación y de transacción. Es decir, lo que tradicionalmente había sido un conjunto de procesos y tecnologías propios y administrados internamente por las entidades financieras, ahora se convierte en un entorno de procesamiento de pagos basado en la nube, soportado y administrado por un tercero de extremo a extremo.
La banca, muy reticente a compartir información de sus clientes y altamente protectora de sus sistemas, tras la reciente crisis financiera y la creciente vigilancia regulatoria a la que está sometida, está experimentando un cambio de paradigma en los sistemas de pago favorecido por la evolución en el comportamiento del consumidor y por la intervención de nuevos proveedores de pago. Por ello y para superar este desafío, se ven empujados a innovar no en sus procesos internos sino en la adopción de nuevas soluciones aportadas por los proveedores de PaaS consistentes en que todas las capacidades funcionales disponibles en un centro de pagos se pueden empaquetar, distribuir y entregar a través de múltiples medios, incluso a través de la web bajo un modelo SaaS (Software as a Service) tradicional, a través de un conjunto de Interfaces de Programación de Aplicaciones (API) o directamente en los sistemas de las entidades financieras a través de sus API’s propias.
En los próximos años, como apunta PYMNTS en su informe Payments 2022, las plataformas PaaS jugarán un papel estratégico si se concilia el nivel de confianza ofrecido por éstas con las necesidades de gestión de pagos de los bancos, los cuales tendrán que, sin perder el control del flujo de pagos, invertir en la transición estratégica de migrar su modelo de infraestructura autogestionada a una plataforma PaaS.
José Manuel Navarro Llena
@jmnllena
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