Una de las principales ‘faenas’ que libró con éxito el toledano Pedro Pablo Braojos fue que el Granada CF cumpliera el pasado domingo con el deseo mayoritario de la afición y consiguiera la victoria ante el ’74’. La ‘estocada’ del descenso ya le había llegado al eterno rival por la vía de los resultados de terceros y de una trayectoria que difícilmente pudiera haber acabado con la salvación. Pero en el ‘burladero’, se tenía muy claro que pocos en el ‘coso’ perdonarían el ‘indulto’.

Que no se me enfade nadie por el uso de la terminología taurina. Pero creo que es la más apropiada para contarles una pequeña curiosidad. Resulta que hace poco descubrí, entre los cientos de revistas que pueblan las estanterías de mi pequeño despacho, un reportaje en el que a Braojos  sólo le faltó ‘vestirse de luces’, dicho esto con el mayor de los respetos. Ya lo pueden observar ustedes. Fue incluido en la publicación número 23 (Septiembre de 2001) de la revista del Real Murcia, club en el que militó brevemente durante la campaña 2001/02. Y en él, capote incluido, el preparador contaba su fervorosa afición por el arte de Cúchares, con la monumental pimentonera como incomparable escenario. El míster, que podrá disfrutar en breve de la tauromaquia esta ciudad con la Feria del Corpus, reconocía vibrar con el maestro sevillano Juan Antonio Ruiz ‘Espartaco’.

Además, Pedro Braojos se confesaba también como amante del ciclismo, de la lectura de corte histórico, de clásicos del cine como ‘La Caída del Imperio Romano’ o ‘La Misión’, y de los platos típicos de la gastronomía nacional. «Me gusta un buen cocido, un buen estofado de patatas con carne, una buena paella, unas buenas fabes», decía.

Y todo, se transmite desde lo impreso, mostrando un perfil más cálido y cercano del que, da la sensación, que ha ofrecido en esta ciudad. Al menos, como entrenador.