No creo yo que influya la posición de la Universidad de Granada en el ranking de Shangái tras determinar que en un futuro no muy lejano nuestro primer centro docente contará en sus instalaciones con retretes multiuso. Es decir, que mujeres, hombres y demás puedan utilizarlos indistintamente. Que la ejecución haya partido de las autoridades académicas no hay ninguna duda, pero no es menos cierto que se trata de una idea reivindicativa de un grupo de estudiantes que en marzo de este de año protagonizó un encierro en la biblioteca de la Facultad de Ciencias y empapeló otros centros universitarios afirmando que «los aseos no tienen género».
Categoría: José María Guadalupe
Prófugo VIP
Lo del histórico independentismo catalán, una vez más, se ha convertido como el río Guadiana en un fenómeno sociopolítico que aparece y desaparece. Por el momento, no deja de ser un sueño, una entelequia, un globo que se hincha y se desinfla insuflando o inspirando, con más o menos crédulas ideas, proclamas y acciones que, en un principio, puede que sean convincentes para algunos pero que, al final, son frustrantes para todos. La paliza que hemos soportado los españoles con la familia secesionista cargada de consignas para convencer de la irrealidad, hoy se ha difuminado tras la aplicación de la legalidad, pero sigue latente y no parece que al margen de las cuentas que tienen que saldar algunos ante los tribunales y del dudoso resultado que arrojen las urnas el 21D, todo se acallará. Como termitas soldados seguirán golpeándose la cabeza contra las tablas de sus leyes perseverantes.
COSAS VEREDES
En ese retrato incompleto que nos ofrece el CIS, en cuanto a intención de voto, resalto la subida de Ciudadanos y la bajada de Podemos. No son buenos momentos para la política y lo cierto es que nadie, a juzgar por el último barómetro, logra un aprobado. Cuestión que, aunque me parece injusta, hay que observar con desaliento y reflexión crítica porque algo falla cuando la sociedad consultada se expresa, queda que queda, sobre nuestros líderes. En positivo ya iba siendo hora de que los ciudadanos reconocieran, por sus obras, a unos y otros y es bastante coherente el ascenso del partido de Ribera y el descenso de la formación de Iglesias.
Hablando de huevos
Cuando no es por la gripe aviar es por los insecticidas o pesticidas y es frecuente que nos quedemos sin huevos o escasos de ellos. Este verano en varios países europeos se han visto obligadas a cerrar numerosas granjas avícolas, tras sacrificar a millones de aves, como consecuencia de la utilización de un insecticida, el fipronil, cuyo uso está prohibido en la Unión Europea aunque es un producto calificado como moderadamente tóxico. España se ha librado de esta ‘epidemia’ química, tal vez porque nuestros granjeros son escrupulosos en la aplicación de las normativas que deben aplicarse pero, la importación del producto se ha dejado notar y, en nuestro país, han subido levemente. Esos céntimos demás en la docena de ovoides no han pasado desapercibidos ni en el comerciante ni en el consumidor. Pero, vamos, que salvo que sea usted un tiquismiquis la subida no creo que vaya a producirle una crisis en su economía doméstica.
Pensionistas y muertos
En España los problemas políticos de cierta envergadura, como es el caso de los dos polos de atracción independentista generados históricamente, con mayor o menor virulencia según las circunstancias, no cabe duda que suelen distraer a la clase política de otros asuntos que no son de menor importancia para la sociedad y su bienestar. Me refiero al presente y al futuro de las pensiones, que afecta a trabajadores activos, a los que se acercan a la jubilación y a los que nos encontramos en la reserva. En base a lo que es sabido, o se presume, se están creando serias y fundadas inquietudes y temores. Sobre todo por los informes de expertos y analistas y, a tenor de lo que se infiere, es urgente que la Administración encare con urgencia el problema, en gran parte, motivado por los insuficientes ingresos a la Seguridad Social y a una población que va sufriendo de manera evidente su envejecimiento.
Suspicacias
Estamos viviendo un momento de suspicacias sobre todo por el laberíntico coñazo que el señor Puigdemont ha dejado dibujado políticamente, en papel mojado de argucias y ambigüedades, con su cuento del gallo pelao. Tanta suspicacia ha provocado que el gobierno se decide, sin otra salida, a aplicar el artículo 155 de la Constitución, para lograr la normalidad democrática en la comunidad autónoma catalana.
El cuento del gallo ‘pelao’
Era impensable que en la sesión del Congreso de los Diputados, convocada para analizar la alterada, irresponsable y torpe situación de Cataluña, se colara en el monótono verbo de sus señorías, el tubérculo de la patata, para romper la tensión de los últimos días, a cuentas de los cuentos de los Puigdemont y compañía. Y todo fue por la inspiración, agrícola, del diputado suecano Baldoví –que me recuerda al recordado Gila– que como recurso gastronómico dialéctico habló de las patatas. De las patatas catalanas, de las valencianas, de las murcianas… omitiendo otras patatas de excelente calidad como las de Canarias o las gallegas. Las canarias, arrugás, con mojo picón y las gallegas para la excelsa tortilla con huevos camperos.
Mentiras e indignación
Sigo, ya les comenté, con el agua de Carabaña intentando purificarme y tratando de cicatrizar las heridas del 1-0, fecha de fatal desencuentro que ha dejado una ‘estelada’ de mentiras ignominiosas y una enorme indignación entre la mayoría de los españoles.
Bla, bla, bla 1 a 0
Esta semana previa, por recomendación médica de un galeno que vive el júbilo de no tener que padecer el sufrimiento de revestirse con bata blanca, de fichar en hora, ni de contemplar cómo germina con firme y apesadumbrada lentitud la llamada ‘desfusión’ hospitalaria –no confundir con defunción–, he vuelto a mis ancestrales métodos medicinales y me he purificado con agua de Carabaña. Lo bueno que tiene este bebedizo que lo utilizaban nuestros padres con harta frecuencia es que tiene, también, propiedades cicatrizantes.
Una bofetada a tiempo parcial
No me da vergüenza confesar que, en más de una ocasión, me he tenido que reprimir para evitar el ademán de soplarle una bofetada a algún cretino. No arrojarle un guante, como en otras épocas, para llegar al desafío de batirme a duelo con padrinos, cuerpo a cuerpo, con espada o pistola sino, directamente, «que te pego leche» y aflojar la tensión del estrés que te produce algún espécimen que va de chulo por la vida, pisando moqueta prestada. Puigdemot, que me recuerda a los antiguos maniquíes de Paños Ramos y Junqueras el del ojo evadido, antes de la consulta, tienen ganada a pulso una bofetada a tiempo parcial.