Calor. Calor. Calor. Calor. Calor. Calor. Calor. Calor. Calor. Calor. Calor. Calor. Calor. Calor. Calor. Calor. Calor. Calor. Calor. Calor. Calor.
-Quiero un vino blanco. Un Albariño. Estoy harta de Ruedas (displicente)
-No hay Albariño ¿Un Verdejo?
Se toma tres del tirón, sin contemplaciones. Uno detrás de otro, intensa. Ni se molesta en mirar al camarero. Se los va ordenando de forma contundente. Fría. Distante. Me tiene un pelín acojonado, la verdad. Sonrío. La cita se plantea del lado interesante. Solo es el comienzo.
Cae la noche, noche que noche nochera y es una sucesión de bebidas diferentes y glotonas. En la siguiente bodega caen más cañas por mi lado y más vinos por el otro. Aparece el último verso desesperado de Neruda y vuela vía whatsapp al corazón de una mujer destrozada. «Estos son los últimos versos que te escribo», recita un vendedor de almas sin diablos. Me lo sé. Los busco, Los encuentro en las páginas de un libro que se vende a un euro. Sonrío. También sé que no tiene precio.
Todas las calles son curvas y van cuesta abajo. Muy empinadas. Nos agarramos. Tenemos hambre. Pedimos cócteles. Negronis para olvidar y y Piñas Coladas para frustraciones. Los pedimos de dos en dos: uno para el gaznate y otro para el viaje. Nos los rociamos por la cabeza. Pringan, parece alguna variación del sexo. Nadie nos mira. Pero nosotros sí. Nos miramos. Empezamos a mirarnos. Ya te digo, acojonado del todo.
Abandonamos el bar de color azul neón cuya barra es un espigón donde todo dios está estrellando sus copas. El cristal se mezcla con el hielo y surgen nuevas variaciones y combinados. Boris Vian manda y su pianocóctel no deja de generar combinaciones mientras la música hace danzar a todos los malditos.
La ciudad se nos ha quedado pequeña. Buscamos otro local, a ser posible con cuatro dimensiones. Lo encontramos y sabe a orujo. Ella cruza y me obliga a ir con ella. Su decisión descoloca y atrae a partes iguales. Seguimos bebiendo en la Cantina de Tatooine y todo me da vueltas. Los Aliens, flipan. Ella, no para de robar sables láser.
Me saca del bar y mientras camina se va desnudando. Es un Arco Iris. De su cuerpo salen todos los colores y también otros nuevos, diferentes, que ella crea mientras camina, ríe, baila y canta. De repente se para y me mira por primera vez. Sus haces me envuelven y son besos.
Calor. Calor. Calor. Calor. Calor. Calor. Calor. Calor. Calor. Calor. Calor. Calor. Calor. Calor. Calor. Calor. Calor. Calor. Calor. Calor. Calor.
Y calambre.
NOTA MENTAL
–Mañana: Historia de Dos Ciudades, alguien te encuentra en el camino o Sommeone Somewhere In Summertime o máscaras e identidades secretas o un año sin ti #bangbang
MÁS INFORMACIÓN
* La etiqueta para seguir esta nueva colección de posts sobre el verano en 2015 es #50veranos
* Puedes participar enviándome tus ideas, tus sentimientos, tus canciones, tus fotografías, tus comics, tus libros, tus viajes, tus poemas, tus vivencias por Twitter, Facebook o como te apetezca. Los publicaré en esta serie de posts.
Gracias a todos.
LA SERIE #50veranos
1-Bienvenidos a mis 50 veranos. Leer el post en este link
2-Los recuerdos en los #50veranos. Leer el post en este link
3-Los #50veranos llevan un revólver. Leer el post en este link
4-Los secretos de los #50veranos . Leer el post aquí
5-Las medidas de Salvador Perpiñá para sobrevivir a los #50Veranos Leer el post aquí
6-Los #50veranos y la mujer de mi vida. Leer el post en este link
7-Los #50veranos se rinden a Janis Leer el post en este link
8-Los #50veranos y La Maldición de las Dos Lunas Leer el post en este link
9-Los #50veranos rumbo a Nowhere. Leer el post en este link
10-Los 25 años en los #50veranos. Leer el post en este link
11-La Ermitaña llega a los 50 veranos Leer el post en este link