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Amor comprometido

El petirrojo de boina
El petirrojo de boina

¡Buf, esto del consultorio está acabando conmigo! Y encima la gente nunca está contenta. Como ejemplo un botón, el caso de Raquel y Mateo en el que ando enfrascada en estos momentos. Os pongo en antecedentes.

Querida Claudia:

Estoy desesperada. Me enamoré de Mateo por su solidaridad, por su constancia, por defender sus ideales, por su afán de lucha, por su amor a los animales… Es decir, por lo mismo que lo detesto tres meses después. Sí, Claudia, no me juzgues a la ligera, yo nunca pensé que se pudiese llegar a odiar a un inocente pajarillo, pero créeme, mis sentimientos no dejan lugar a dudas. Lo detesto con la mayor honestidad. Cuando Mateo me contó que abanderaba el movimiento en contra de la extinción del “Petirrojo de boina”, el bichito me inspiró una ternura inmediata, con ese piquito curvo y esa mirada tan desvalida. Sin embargo, con el paso de las semanas, me fui dando cuenta de cómo el petirrojo se interponía entre Mateo y yo. Todos los fines de semana a encadenarse en algún sitio. No me juzgues mal, me encantan los planes al aire libre, pero a seis grados bajo cero pasarse una tarde entera vociferando: “Salvemos al de la boina, o cargarás con mi inquina” no es mi idea de fin de semana romántico.

Querida Raquel:

Deberías avergonzarte, el petirrojo de boina es uno de mis animales favoritos y quiero que cuentes conmigo para cualquier cosa que pueda hacer por él. Mateo es un héroe y tú debes de apoyarlo. Alíate a la causa y hazte socia del “Club de Amigos El Petirrojo Peleón”. Que Mateo vea que sus problemas son los tuyos.

P.D: Veo el eslogan algo pasado de moda. ¿Qué te parece algo como “Si se acaba el petirrojo te llenarás de sonrojo” o “El petirrojo de boina merece toda tu estima”?

Querida Claudia:

 

He seguido tus instrucciones y me he hecho miembro del club del bicho ese de mirada torva. Ni te figuras lo que gana en foto, visto de cerca tiene una cara de malo que da susto. Y qué garras, no me gustaría encontrármelo en un árbol a solas. Mateo ha llorado de la emoción cuando me han entregado el carné. Les he hablado de ti y te van a mandar información a tu correo. Al parecer necesitan socios urgentemente.

P.D: No han cuajado tus propuestas. Parece que la preocupación global del grupo se basa ahora en la alimentación sin pesticidas no orgánicos de las crías del bicharraco ese. El nuevo lema es: “Para salvar al petirrojo, cuidemos antes del gorgojo”.

Querida Raquel:

Implícate, Implícate. El petirrojo y Mateo lo merecen. Ese hombre y ese animalito te necesitan. Cuando Mateo te vea luchando con valor y entrega se dará cuenta de la clase de mujer que eres. En cuanto tenga ocasión me uno a ti en la lucha activa. ¡Cuenta con Claudia, pequeño petirrojo!

P.D: Propón: “A la cría del petirrojo la debes alimentar con mil ojos”

Querida Claudia:

 

Tus palabras y tu entusiasmo me han llenado de valor. Vas a sentirte orgullosa. Te escribo desde el pesquero “Nueva Alicia” camino a las costas amazónicas de Brasil, donde pretendemos instaurar una colonia de petirrojos. Mateo se ha quedado boquiabierto cuando se ha enterado. Me siento feliz. Llevas razón, el petirrojo nos necesita. Espero que Mateo y tú os reunais conmigo en breve. El siguiente pesquero partirá mañana de Almería.

P.D: El lema ha gustado, ha gustado.

Querida Raquel:

Hoy me ha llegado la propaganda de tu organización. Este no es el pájaro que a mi me gusta. El mío tiene la cola como más verdosa y es mucho más chico y coqueto. Llevas razón, este pájaro tiene mirada torva. Dicho sea de paso, si tiene que extinguirse, que se extinga, favor que le hará a la estética de la fauna global. Un animal con esos ojos debería haberse extinguido hace ya siglos. Yo no creo que eso sea un petirrojo de ninguna de las maneras. Entérate bien, que a mi me parece de la familia de las gallináceas. Qué cosa más fea.

P.D: Posible lema para ir haciéndoles cuerpo a los de la organización “La extinción del petirrojo no mires con tanto enojo” o “El jilguero de Messina es más mono que el de la boina”

Querida Claudia:

 

Deduzco de tus palabras que no te has embarcado con Mateo, que espero que sí que venga de camino.

P.D: La cúpula de la organización planea demandarte por el asunto del lema.

Querida Raquel:

Vuélvete en cuanto tengas ocasión que he leido en el Vogue que en el amazonas hay unos mosquitos enormes cuya picadura te deja el dedo índice azul.

P.D: Lo de la demanda lo dicen para disimular, te digo yo que eso no es un petirrojo. Tú insiste en lo del lema y ya verás como les abres los ojos. Ahí van otras posibilidades: “Salvemos a la ballena, que esa sí que rellena” o “si se va el de la boina siempre nos quedarán las gallinas”

Querida Claudia:

 

Imposible volverme. Me comprometí a seguir la evolución de la colonia durante un mínimo de tres meses. No sé nada de Mateo.

Querida Raquel:

Ábrele la jaula a los bichos esos y di que se han escapado. Les haces un favor. ¿Tienes dolor en las articulaciones medias? Al parecer el reumatismo es uno de los primeros síntomas de la parasincriasis aguda, que es endémica en Sao Paulo.

Querida Claudia:

 

Perdona que no te haya escrito antes. Estas ultimas semanas han sido agotadoras. He pasado el tifus, la fiebre amarilla y el sarampión. Gracias a Dios, a los petirrojos les va bastante mejor que a mí. Se han adaptado estupendamente y creo que una de las hembras, Judith, va a criar. Nunca he sido tan feliz. Si consigo que alguien me sustituya podré volver a España en un par de semanas para organizar la siguiente colonia de petirrojos. He escrito a Mateo para proponérselo, pero dice que imposible, al parecer no soportaba la distancia y se ha liado con mi compañera de piso. Han apadrinado un gato.
Claudia, la mirada de estos ángeles con alas está llena de gratitud y cariño. Estos petirrojos son unas criaturas fascinantes.

Querida Raquel:

Lo que tú digas, pero esos bichos no son petirrojos ni por asomo.

Amor de patio de colegio

© ナコ - Fotolia.com
¡Qué poquito se cambia!

Nunca se sabe dónde va a surgir el amor. Te lo encuentras en los sitios más inesperados. Y si no, juzgad vosotros mismos con el caso de Berta, la última cliente de mi hermana Claudia en su consultorio sentimental.

Querida Claudia:
Hace dos semanas que no duermo. No puedo dejar de pensar en él. Verás, el nuestro fue uno de esos mágicos reencuentros que salen en las películas. Javier Tordesillas y yo nos conocimos a los siete años en el patio del “Santa Catalina” mientras compartíamos un bocadillo de paté. Te digo que fue amor a primera vista, y, aunque han pasado más de veinte años, cuando el otro día me lo crucé en el Starbucks creí que me moriría. Me miró, sé que me miró, pero sigue tan tímido como cuando era un niño y no se atrevió siquiera a saludarme. Desde ese día no puedo dejar de pensar en él. ¿Tendrá novia? ¿Estará casado? ¿Fue tan importante para él como para mí aquel sandwich que compartimos en el recreo del 88?

El caso me enterneció de inmediato y le pedí a Gabri, mi exnovio informático, que intentase localizar al muchacho. Gabri es un cielo, lástima lo de su tupé, porque sin él nuestra historia hubiese sido muy distinta. La cosa es que no tardó en localizar a Javier y ponerme en contacto con él para tantear su situación. El corazón me dio un brinco cuando me enteré de que estaba libre y sin compromiso e inmediatamente me puse manos a la obra.

Querido Javier:
Me ha dicho un pajarito que alguien de tu infancia que guarda un importante recuerdo de ti le encantaría retomar el contacto contigo. El otro día os cruzasteis en el Starbucks ¿Sabes ya quién es?

Querida Claudia:
Sé de qué recuerdo me hablas. Ya era hora de que Diego Romerosa se dignase a devolverme mi balón de baloncesto. La verdad es que ya lo daba casi por perdido.

Querido Javier:
No me manda Diego Romerosa, de hecho no sé ni quién es. La persona de la que te hablo es una chica, una compañera muy especial de tu infancia con la que al parecer compartiste un bocadillo de paté.

Querida Claudia:
¿Has hablado con Carlota Vílchez? Por favor dile que fue el mejor bocadillo de mi vida.

Querido Javier:
No es Carlota.

Querida Claudia:
¿Irene Malagón?

Querido Javier:
Tampoco es Irene Malagón. ¿Con cuántas chicas compartiste bocadillo? ¿Eras el clásico gorrón o qué? Se llama Berta Cienfuegos.

Querida Claudia:
Te has confundido de Javier, no he oído ese nombre en mi vida.

Querida Javier:
Te ha identificado en una foto de grupo. La conoces fijo. Vuelve a mirar tu álbum de primaria. Es la tercera empezando por la derecha desde Sor Rosa.

Querida Claudia:
Soy Berta. ¿Cómo va la cosa? ¿Te ha contado ya como conectamos en el Starbucks? He estado hablando con mi amiga Carlota y dice que le suena que no tiene novia.

Querida Berta:
Ahí estamos, ahí estamos. Por cierto, no le quites ojo a Carlota.

Querida Claudia:
¿Es la que ocupa medio patio? ¿Se llamaba Berta? La llamábamos la Fuagrás. Qué curioso que no fuese su nombre de pila. Nunca lo pensé. Se lo tengo que contar a Diego Romerosa. Va a flipar cuando se entere de que la Fuagrás está colada por mi. Voy a buscarlo en Facebook y de paso le pido mi balón.

Javier:
Berta ha adelgazado mucho, ahora se encesta en una 38-40 sin dificultad. Si se entera de que la llamabas la Fuagrás le romperás el corazón.

Querida Claudia:
No puedo esperar más. ¿Me quiere o no me quiere? Por cierto, Carlota está felizmente casada con Agustín Barros, el pelota de la clase.

Querida Berta:
Ten paciencia. No estoy segura de que este chico te convenga.

Querida Claudia:
No lo juzgues mal. Es que es muy tímido. En el cole llevaba una prótesis dental y le llamaban Alambres. Creo que no lo pudo superar.

Querida Claudia:
Soy Agustín Barros, el marido de Carlota. Berta me ha dicho que estás en contacto con varios de la promoción y querría invitarlos a unirse a mi grupo de Facebook “Admiradores del Santa Catalina y de nuestra bienamada tutora Sor Rosa”

Querida Claudia:
Pregúntale a Fuagrás si sigue en contacto con Carlota. Eran bastante amigas.

Querido Alambres:
No me fastidies. Si quieres una cita con Berta bien y si no búscate la vida. Carlota es feliz junto a Agustín Barros.

Querida Claudia:
¿El pelota de Agustín se ha casado con Carlota? No me lo puedo creer.

Querida Claudia:
Soy Agustín, Javier me ha mandado un correo muy salido de tono, se lo he contado a Sor Rosa, con la que sigo en contacto gracias al coro del colegio del que soy director, y dice que si no cambia su actitud hablará con sus padres.

Querida Claudia:
Soy Javier. Dile al pelota de Agustín que ni se le ocurra darle un berrinche a mi madre o le suelto a Sor Rosa quien se copió todo el examen de ríos y afluentes sin más contemplaciones.

Querida Claudia:
Soy Berta. Por error me has reenviado el mail del imbécil de Javier. ¿Me llamaba la Fuagrás? ¿Pero que se ha creído el Alambres? Y yo guardando su asqueroso balón durante veinte años debajo de mi cama. Se ha mudado tres veces conmigo.

Querida Claudia:
Soy Diego Romerosa. Alambres me ha contado que estás en contacto con Berta. ¿Podrías darme su teléfono? Lo cierto es que aunque han pasado veinte años sigo acordándome de ella un montón. Era la mejor chica del cole. Una vez, le di la mitad de mi bollicao.

Querida Claudia:
Soy Sor Rosa. ¿Puedes decirle a los muchachos que el mes que viene celebramos el centenario del colegio? El padre Andrés y Agustín Barros están organizando un concierto llamado “Los chicos del coro 20 años después” y le encantaría contar con Diego en el papel de Morhange.

Querida Claudia:
Perdona que no te haya escrito antes pero es que estamos muy liados con los preparativos del concierto del padre Andrés. Gracias por darle mi dirección a Diego. Me acordaba del bollicao. No es como el paté pero lo cierto es que estaba delicioso. Dile a Javier que le he mandado su balón por correo por si no puede venir al concierto.
Un beso enorme de
Diego y Berta.

Amor sobre seguro

El perro Rescoldo
© Jonathan Cooke - Fotolia.com

Mi madre, qué berrinche tiene mi hermana con su último caso en el consultorio sentimental “Querida Claudia”. Ella y su costumbre de pringar a todo el mundo. Bebes, una chica que trabaja en una oficina de seguros, acudió a ella para que la ayudase a librarse de su compañero del trabajo, un tal Jorge, que la tenía asfixiada con sus continuas insinuaciones. Su primera carta decía lo siguiente:

No deja de enviarme señales y Querida Claudia, no sé cómo librarme de él. Se pasa el día atosigándome con sus atenciones y la verdad es que no puedo más. No quiero partirle el corazón, ya que trabajamos juntos, pero tengo que poner fin a lo de Jorge ¿Me ayudas?

Estimada Bebes:
No faltaba más. Aunque no me gusta presumir de ello, lo cierto es que tengo una fórmula depuradísima para quitarme pelmazos de encima. Descríbeme qué tipo de señales te envía Jorge, y yo te contaré como aplacarlas.
Por otra parte, me dices que trabajas en una agencia de seguros. Me viene de fábula. Este año me han salido unas goteras en el salón que parecen las cataratas del Niágara. Lo hablé con mi agente, una estúpida incompetente y me dijo que el seguro no me pagaba ni de guasa el asunto ¿Qué hago?

Querida Claudia:
Tranquila con lo del seguro. Yo misma te redacto una carta para tu agente que se le va a quedar el pelo de punta cuando la lea. Ya verás si paga o no paga.
¿Las señales de Jorge? Pues como muestra un botón. Esta mañana, cuando se ha ido a tomar el café, al volver me ha preguntado: “¿Me ha llamado alguien?” ¿Qué te parece?

Querida Bebes:
No te entiendo bien. ¿Dónde está lo raro de que te pregunte si lo ha llamado alguien?
Por favor, te agradecería sobremanera lo de la carta. Cuanto más tajante mejor. Se va a enterar la tiesa esa de quien es Claudia Torres.

Querida Claudia:
¿No te das cuenta de que solo es una excusa para hablar conmigo? Por Dios, y qué te parece lo de hoy. No habría tosido más de seis veces, cuando ya me estaba ofreciendo un Pictolín.
Adjunto te envío la carta para la pécora esa de agente que tienes. Ya te digo, no querría estar en su pellejo.

Querida Bebes:
¿Qué tiene que te ofrezca un Pictolín?
Muchas gracias por la carta, está sensacional. Me gusta cuando dices lo de demandarla por vía penal y lo de que su carrera pende de mis goteras. Esa fiera sin corazón se va a caer de espaldas cuando la vea. Mañana la envío.

Querida Claudia:
Ya verás. Antes del fin de semana tienes arregladas las goteras. Me siento particularmente orgullosa de la metáfora entre las lágrimas que va a derramar y los metros cúbicos necesarios para que el seguro cubra el estropicio. Da un toque muy profesional.
Respecto a Jorge, no te quedes con el asunto del Pictolín. En realidad me estaba ofreciendo mucho más que eso. Me ofrecía su corazón. Hoy me ha dejado que eche yo la persiana. Lo hace para que vea que es un hombre de hoy en día. ¿Lo pillas?

Querida Bebes:
Pues no, mucho no lo pillo. Ten cuidado a ver si te está chuleando. Hoy que eche él las persianas.

Muy señora mía:
Acabo de recibir su (MI) carta. Bebes es la abreviatura de Maria Eduvigis, mi nombre de pila. Como ya le participé en nombre de seguros “La esperanza” según informe de nuestro perito el tipo de filtraciones de su casa están excluidas de los términos de su póliza. Jorge está de acuerdo conmigo (otra prueba más por cierto). Esperando sinceramente que este asunto no enturbie nuestra relación profesional he decidido pasarle su expediente a mi compañero Jorge Morales que se pondrá en breve en contacto con usted.

Bebes:
Déjate de farándula y dime qué tipo de filtraciones sí están cubiertas por mi póliza.

Estimada Claudia:
Las que no tienes. Pero me congratula informarte de que si un huracán arrolla tu vivienda, “Seguros La Gran Esperanza” se hará cargo de los gastos de moqueta.

Bebes:
Yo no tengo moqueta.

Estimada Claudia:
Yo en tu lugar la pondría, y también me compraría un perro. Si te deshace el sofá, “Seguros La Gran Esperanza” te paga el 40% de uno nuevo.
Jorge esta mañana me ha preguntado si tengo plan para el viernes por la noche. Así sin más.

Estimada Maria Eduvigis:
Quiero cambiarme de agente en mi seguro.
Después de pasarme por la oficina para firmar mi reclamación al seguro, Jorge me invitó a bailar el viernes por la noche. Creo que necesita que te quedes con su cachorro, un dálmata llamado Rescoldo al que salvó de ser sacrificado. Es que tiene un corazón de oro. Entre samba y rumba seguro que llegamos a un acuerdo con lo de las filtraciones.

Claudia:
Si quieres cambiar de agente tienes que esperar a Marzo del año que viene, hacer una declaración jurada con dos testigos sin consanguinidad entre ellos y mandar copia del DNI, escritura de la casa, cinco recibos del banco, grupo sanguíneo y perfil de Facebook, todo por triplicado y en horario de 8:00 a 8:10.
Como te atrevas a ir a bailar con mi Jorge te saco los ojos. ¡Sólo faltaba! ¿Quieres que tampoco te paguen la moqueta en el caso del huracán? Quédate con Rescoldo el viernes por la noche y dile a Jorge que iré yo a bailar, y a cambio intentaré algo con la factura de los pintores.

Maria Eduvigis:
Solo hasta las diez.

Querida Claudia:
Jorge y yo lo pasamos de fábula. Ya que me apena lo que me cuentas de Rescoldo. ¡Qué barbaridad! Dos cojines enteros y media chaise-longue. Desgraciadamente lamento comunicarte que tu póliza no cubre a cachorros menores de seis meses por lo que nos es imposible abonarte el asunto del sofá, de todos modos, la buena noticia es que es la semana del sofá en Ikea, y el modelo Ektorn es una verdadera preciosidad.
Feuchín, lo de la pintura lo veo feuchín, pero te mando una ampliación de póliza con la que sí que hubiésemos cubierto lo de Rescoldo. Solo son 120 euros más al año. Jorge y yo pensamos que te interesa.
Un beso de Jorge, Bebes y Rescoldo.