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La soledad de la última vecina de la Corrala de Santiago

Antonia tiene noventa años. La entrevisté en su domicilio de la calle Merced Alta, en la zona cero del Distrito Norte de Granada, ese conjunto de barrios donde vive buena gente y que ahora es famoso por producir toda la marihuana de Europa. Lleva como cinco años sin salir de casa, salvo cuando la llevan de médicos, porque vive en un tercer piso sin ascensor.

Ella es greñúa, es decir, de mi barrio, el Realejo, y vivía en la Corrala de Santiago, es decir, en mi calle. Fue, junto a mi amiga Paqui y un puñado más una de las últimas vecinas de la Corrala de Santiago. En 1991, la Corrala de Santiago fue cedida a la Universidad de Granada y los vecinos que allí vivían de alquiler fueron realojados. En el caso de Antonia, en un piso sin ascensor. Es decir, una condena.

Antonia empezó a trabajar con nueve años. Se ha fregado todos los suelos de Granada. Ha cuidado a todos sus hermanos, que ya han fallecido, y sigue soltera. «Ahora no tengo quien me cuide», te confiesa. Pero hay un rayo de luz. Se llama Magdalena. Aparece a diario, le visita y le hace la comida. Magdalena es la niña que crió en la casa donde sirvió. Hay esperanza todavía en esta sociedad.

Los clásicos y la soledad de la vejez

Tiene difícil solución la soledad. Leamos a los clásicos, y veremos que la reflexión es compartida. “El secreto de una buena vejez no es más que un pacto honesto con la soledad”, dijo Gabriel García Márquez.

No es el único, en el fallecimiento del crítico literario de The New Yorker, George Steiner, se recogen sus pensamientos sobre la soledad en la vejez en boca de un buen amigo suyo, que dice que le contó: «Era un horror vivir en un mundo que ya no reconocía. En aquella entrevista nos dijo: «Creo firmemente en el derecho a la eutanasia. Es un horror envejecer sin dignidad. Antes, las familias más o menos se podían hacer cargo de sus ancianos, pero ya no pueden. Quizás la próxima crisis sea generacional».

Ponen todos el dedo en la llaga. Antonia cuando dice que ha cuidado a todos y ya no tiene quien le cuide, salvo el milagro de Magdalena. El viejo Gabo cuando habla de honestidad y Steiner cuando identifica el problema, lo que se viene llamando la plaga silenciosa del siglo XXI.

+Info:
-El problema de la soledad en Granada.
-En el fallecimiento de George Steiner
-‘Cien años de soledad’, de Gabriel García Márquez, medio siglo de magia

Homenaje a la Infancia en Soledad

SOledad OKOKOK

Una década de polémicas por la escultura de López Burgos en homenaje al fundador de la Falange termina con la colocación esta mañana de otra estatua del mismo autor: un ‘Homenaje a la Infancia’ titulado ‘Soledad’. No ha habido acto oficial alguno.

Recordemos. 2013. Un profuso grupo de catorce políticos se meten dentro de una rotonda para sacarse la fotografía de la inauguración de una rotonda. Ocurre un 15 de octubre del año pasado en la localidad granadina de Alhendín.

Susana Díaz , apenas un mes después, en noviembre de 2013, es elegida en el Palacio de Congresos nueva secretaria general del PSOE-A. Políticos y militantes ma-tan por inmortalizarse junto a ella.

Estos dos ejemplos sirven para reflejar el furor que existe por ‘salir en la foto’, concepto político un tanto desnortado para el ciudadano de a pie que anda más pensando en colocar a los hijos o colocarse o, también, en pagar la hipoteca.

La sorpresa saltará esta misma mañana de agosto, día 2 de agosto, cuando Granada se desperaza con este ‘Homenaje a la Infancia’ en completa ‘Soledad’.

A las once de la mañana brillaba el sol sobre la estatua y nadie la contemplaba. Ayer nadie había anunciado oficialmente su solución. Tan solo el miércoles de esta semana un camión con grúa y volquete retiraba la escultura en homenaje a José Antonio Primo de Rivera y, en rueda de prensa y a preguntas de los periodistas, el alcalde en funciones, Juan Antonio Mérida, confirmaba que habían empezado los trabajos de sustitución.

Esa misma mañana, a pie de obra, dos operarios confirmaban que «por culpa del pilón de hormigón armado la nueva estatua no podrá ser colocada hasta el viernes o el lunes». La virtud está en el Justo Medio que es la Templanza, que nos enseña Aristóteles, no fue ni en viernes ni en lunes pero sí este sábado, sin pompa, boato. Sin fanfarria o cintas. Sin políticos y también sin fotos.

Queda recordar a Wittgenstein y su Tractatus logico-philosophicus, donde deja escrito el filósofo que «lo que no se nombra no existe». Y es entonces cuando uno se para a pensar si no habría que dejar algo para que la Memoria Histórica no se convierta en Desmemoria Histórica cuando de prepente, como quien no quiere la cosa, paseando por las Pasiegas hacia la calle Oficios, ahí en los muros de piedra colosales, al levantar la cabeza, uno se encuentra de morros con la respuesta a su cuita:

José ANtonio Catedral