Está mal que lo diga, pero desde que el jiennense Antonio Torres está lesionado me parecen más divertidos los entrenamientos del Granada 74. El defensa llega vestido de paisano y tras escuchar la charla del técnico Carlos María Rodríguez se acerca hasta mi posición. Es entonces cuando iniciamos una amena charla futbolística que tiene un claro denominador: su pasado en el Granada CF. Como ya se podrán ustedes imaginar, a menudo le traslado la conversación hasta aquel 25 de Junio de 2000 del que aún se nota que le cuesta hablar. Y sobre el que suele referir un comentario que le hizo ‘Jota’ Pascual en el calentamiento previo al partido: «Oye, Torres, tío, que estoy como si no sintiera las piernas»…  Y hasta ahí los argumentos para elucubrar. Porque siempre deja claro que «los principales interesados en ascender éramos los jugadores.  Y no, no creo que hubiera pasado nada raro. Sólo que quizás aquel día nos pudo la presión. Y el Murcia lo supo aprovechar», finiquita. Y de ahí es cuando ya pasamos a su estancia en el Ciudad, equipo en el que también jugó, lo que son las cosas. Y del que evoca un hecho muy singular: el mismísimo Quique Pina se empeñaba en entrenar a la plantilla. «Él, y Juan Carlos Cordero, nos dirigían en los entrenamientos. Y Alfonso Guzmán,  que era el técnico, se quedaba mirando», comenta. En aquella época, el antiguo lateral del Real Jaén o el Linares coincidió con otros ex jugadores rojiblancos como Gabriel Vidal, Francis Hernández o Edu Serrano. Y además, con alguien que quizás le haga refrescar sus ambiciones: el ahora técnico del CD Baza, Rafa Muñoz. Y es que Torres empieza a sentir como real, y muy próxima, la opción de la retirada. Y confiesa que en un futuro no muy lejano quisiera trabajar como entrenador. A ser posible en Granada.