Pobre mujer
Pobre mujer

 

No me juzguen mal, pero yo en Blancanieves siempre he sido muy de la madrastra. A ver, no voy a defender lo de la manzana. Que envenenar la fruta es un detalle de muy mal gusto no se le escapa a nadie. Y lo del cazador pues también está feísimo.  Pero vamos, que esa mujer estaba bajo mucho estrés. Que la niña canturreando todo el día, la mandas a por un cubo de agua y te  tarda hora y media. El castillo cayéndose a pedazos y ella jugando con las palomas. Pues no está bien. Además, la madrastra es un emblema de mujer trabajadora, lo lleva todo para adelante, el castillo, maltratar a la princesa, sus pócimas… y después de un día agotador llegas y al espejito le da por decir impertinencias, ¡pues hay que ponerse un poco en su piel!

Además, esa mujer está muy necesitada de afecto. El rey (padre biológico de Blancanieves) se conoce que la tiene bastante abandonada. Si le hubiese organizado un par de bailes y varios actos como ha hecho William con Kate seguro que no tenía tanto tiempo para chismorrear con el espejo. Y luego, la verdad es que Blancanieves no es una niña fácil. Después de enredar al cazador, les birla la casita del bosque a los enanitos. Un allanamiento de morada ya de por sí es grave, pero es que encima se queda con las siete camitas y los otros tontos, que debían tener síndrome de Estocolmo, tan contentos durmiendo en calderos. En cuanto ve a la anciana también decide aprovecharse de ella comiéndose su fruta de balde, y después de que los enanitos le esculpan un ataúd de cristal, que ya tiene que ser difícil la cosa, y la velen durante semanas ella se lo agradece largándose con el necrófilo del príncipe, al que solo conoce de dos minutos y con el que no llega a cruzar una sola palabra en todo el cuento. Para colmo, la princesa termina con el príncipe azul y la pobre madrastra entre matorrales. Pues no.

Así que estoy ilusionada con ver la nueva versión, a ver si la mujer termina mejor que en las anteriores.

¡Ánimo Julia!

3 comentarios en No me juzguen mal

  1. Oye , pues visto así, la cosa toma otro cariz. No se me había ocurrido pensar en ello. Pero estás echando a perder el cuento. Donde yo creo que comete el gran fallo es en su transformación en «bruja fea con verruga » sencillamente un disfraz mal elegido y todo se le vino por los suelos. ¡Que importantes son los detalles….!

  2. Si Wald Dysney levantara la cabeza a lo mejor terminaba estando de acuerdo contigo…… Tal vez si subsanara el asunto del «disfraz»…. Quien sabe…..

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