Mes: agosto 2019

31 días de agosto: Moloko (Día 16)

Stanley Kubrick llevó al cine en 1971 la novela de Anthony Burgess La Naranja Mecánica (1962). ¿Qué podría salir mal cuando hay dos genios entre medias? La película es una distopía extrañísima pero la fuerza narrativa y la fuerza audiovisual, el ambiente y el musicón logran envolverte desde el principio. Termina la película y tú también terminas, pero con ansiedad. Es una película de la que luego sigues hablando y hablando. Y es una película también que forma parte de la cultura pop.

La primera escena es soberbia. Es en el Moloko, nombre del bar en el que los protagonistas se juntan. Nada más ver esta primera escena del bar Moloko, ya nos damos cuenta de que van a suceder cosas raras.

La película, filmada en el Reino Unido, relata las desventuras de Alex DeLarge —Malcolm McDowell—, un delincuente juvenil cuyos placeres son: escuchar música clásica —en especial de Beethoven—, el sexo, las drogas y la «ultraviolencia». Y quien es el líder de una pandilla de ladrones (Pete, Georgie y Dim), a quienes llama drugos y con los que comete una serie de violentas fechorías, hasta que es traicionado por ellos y capturado por la policía. En un intento por salir de prisión se somete voluntariamente a una técnica psicológica de rehabilitación conductista experimental conocida como método Ludovico. La terapia funciona, Alex es liberado y ahora debe enfrentarse a su pasado desde su nueva conducta social condicionada. La mayor parte del filme se narra en nadsat, una jerga adolescente ficticia que combina lenguas eslavas —especialmente ruso—, inglés y la jerga rimada cockney. En España e Hispanoamérica, algunos términos fueron adaptados al idioma.

Y como toda obra maestra, dejó huella. Por ejemplo, mi bar favorito de Madrid se llama Moloko. Y la primera vez que fui me cautivó. En su fachada mostraba un enorme grafiti de The Jam. No se puede empezar mejor.

Nació por el empeño de un melómano, Sabi Palacios, entonces un chaval de Madrid que buscaba darle una salida a su pasión por la música. Había empezado escuchando canciones de los Beatles, The Who y Tequila. En muy poco tiempo se convirtió en un coleccionista empedernido de discos. Un día, decidió crear un club donde pincharlos. Peinó Malasaña hasta que dio con el local perfecto. Dos meses después, tras una reforma que ejecutó con sus manos, el número 12 de la Calle Quiñones se convirtió en Moloko Sound Club, en homenaje al bar donde se reunían los protagonistas de La Naranja Mecánica, según publica El Mundo.

Recuerda. Hay que besarse más. Y en verano, mucho más

Todos los posts de #31diasdeagosto
-Día 1: Los 400 golpes
-Día 2: A todo gas
-Día 3: The Motorcycle Boy Reigns
-Día 4: On the road
-Día 5: Trece Rosas
-Día 6: Easy rider
-Día 7: The Last Waltz
-Día 8: Martin Rock and Roll Scorsese
-Día 9: Travis, Luke, Beatrix, Catherune y Léon
-Día 10: Natalie
-Día 11: BB
-Día 12: París
-Día 13: Sex
-Día 14: Un Negroni
-Día 15: Poke

 

31 días de agosto: Poke (Día 15)

Y, por fin, llegamos a la comida. Ahora que está tan de moda cocinar y que hace un calor irritante, el poke hawaiano viene de miedo. El poke (en hawaiano ‘sección’ o ‘cortar’) es una ensalada de pescado crudo servida como aperitivo o plato principal en la cocina hawaiana.

Dice El Comidista que el poke es más barato que el sushi y más completo que la ensalada. Añade que el poké triunfa en Estados Unidos por fresco, sano, rápido y asequible. Mientras se abre paso en España, te enseñamos a preparar este plato hawaiano que mezcla arroz, pescado marinado y todo tipo de añadidos. Además, El Comidista te enseña a hacer Poke sin que te salga arroz con cosas. Dice que es el plato de moda y, por una vez, no se trata de una tontada. El poké ha venido para quedarse, así que conviene aprender a preparar en casa este batiburrillo hawaiano de arroz, pescado y otros ingredientes.

Os pongo una receta por si os venís arriba.

Salmón fresco, limpias y lo cortas en dados. Lo marinas en salsa de soja con aceite de sésamo durante 15 minutos. Reservas en el frigo, que hace mucha calor. Te haces un arroz blanco como si fuera para sushi, no tienes más que seguir las instrucciones del fabricante. Echas azúcar al vinagre de arroz y lo calientas para que se disuelva. Aliñas el arroz con esta mezcla. Ya tienes salmón y arroz, cada uno de ellos con su aliño. Y ahora empieza el festivakl de colores y sabores. No falla nunca echarle dados de tomate, rodajas finas de aguacate, láminas de pepino, gajos de cebolla, cebolla morada o cebolleta. Lo aliñas con zumo de lima y lo coronas con algún fruto seco que tengas a mano, bien picadito. Al día siguiente, repites y le añades alcaparras, aceitunas negras y verdes, guindillas. Ten a mano las algas japonesas y las aliñas y te saldrá una tercera versión. Cambia el salmón por unos buenos trozos de pollo y ya sigues para bingo. No te olvides de probarlo con un buen trozo de atún rojo en daditos. Mira el vídeo que te he puesto que hay una receta sabrosísima y muchos trucos. #ÑamÑam

Recuerda. Hay que besarse más. Y en verano, mucho más

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-Día 1: Los 400 golpes
-Día 2: A todo gas
-Día 3: The Motorcycle Boy Reigns
-Día 4: On the road
-Día 5: Trece Rosas
-Día 6: Easy rider
-Día 7: The Last Waltz
-Día 8: Martin Rock and Roll Scorsese
-Día 9: Travis, Luke, Beatrix, Catherune y Léon
-Día 10: Natalie
-Día 11: BB
-Día 12: París
-Día 13: Sex
-Día 14: Un Negroni

CRÉDITOS
-La foto se la he mangado a una donostiarra 😉

31 días de agosto: Un Negroni (Día 14)

La temperatura del tugurio cambió. En algunas esquinas el termómetro podía marcar bajo cero. Caras gélidas, miradas glaucas, ademanes hostiles, espinazos erectos, rictus pétreos. En otras, hacía calor tropical. Peña sofocada, corazones desbocados, latidos tan marcados como para llevar el ritmo de la canción que sonaba, lenta y suave, sinuosa. Gotas de sudor perlaban las frentes y se agolpaban en los pechos. Las manos les acompañaban. Los hierros querían disparar sus corazones letales de plata y pólvora. Hielo y fuego, todos los moradores del bar tenían una buena razón para despachar al tipo que entraba por la maldita puerta giratoria. A mí me daba completamente igual. Ya conocía al tipo de marras y sabía que estaba en su salsa y que más pronto o más tarde habría una buena razón para partirle la cara. Pero no era hoy ese día. Ni tampoco sería mañana. De momento. Así que volví mi cuello con un ligero tic rápido y encaré lo que realmente me importaba y, por segunda vez en menos de cinco minutos, dejaría que la vida transcurriera a su aire a mis espaldas. Yo era mi taburete, de madera, añejo, con tantos culos sobre él a lo largo de cuatro décadas de humo y alcohol barato que podría doctorarme con un tratado epistemológico sobre cómo cruzar las piernas y acodarme en una barra para buscar problemas. El problema del día tenía rizos, toneladas de bucles. Curvas. Ojos almendrados, mirada rasgada. Labios sensuales. Para colmo, decía ‘Hola’ muy bajito. De ahí los Negronis, con su amarga combinación de Vermouth y Ginebra despachados con un golpe de muñeca de Campari, esa mezcla italiana que le termina de dar a esa bomba de relojería alcohólica el toque de distinción no solo para cogérsela con elegancia, sino para que la mujer que tienes enfrente te acompañe sin pestañear. Y hay damas que cuando pestañean, vuelan y se llevan tu alma, tu corazón, o lo que sea que te quede todavía dentro de tu pellejo.

-«¿Por qué brindamos?», susurró ajena a la tóxica atmósfera que amenazaba tormenta en el bar.
-«Por nosotros, no queda otra», me la jugué inocente para buscar un vínculo.
Misteriosamente, sonrió de vuelta de mi frase, alzó el vaso con el Negroni y lo chocó con fuerza contra el mío
-Salud, bello. Lo que das en la vida te viene de vuelta, extendió el brindis inicial

Los altavoces dejaban caer por el local las notas musicales de la canción. La letra se dispersaba con ecos por las paredes y rebotaban entre ellas. Era como si yo solo la pudiera escuchar. Bebí un sorbo más del Negroni y no pude quitar los ojos de ti. En ese momento, me percaté que me estaba enamorando. Del tirón.

Pistas para este verano

El cazador.
Película imperdible. La escena en la que suena la canción Can`t Take My Eyes off You (No puedo quitar los ojos de ti) es de las mejores de la historia. The Deer Hunter es una epopeya que trata sobre la vida de tres obreros siderúrgicos de la pequeña ciudad de Clairton, Pensilvania: Michael, Nick y Steven, cuyas rutinarias y felices vidas se transforman de modo irreversible en medio de la trágica devastación de la Guerra de Vietnam. Allí son capturados por el Vietcong, los cuales mantienen a los presos en condiciones infrahumanas y les obligan a jugar a la ruleta rusa apostando a ver cuál de ellos sobrevivirá. Logran escapar, pero la experiencia les produce heridas físicas y psicológicas que les marcarán en su regreso a casa.

Un Negroni.
El Negroni es un cóctel de origen italiano preparado a base de Gin, Campari y Vermú rojo. Es uno de los combinados más famosos del mundo que fue inventado en 1919 por el Conde Negroni, al añadir a su Americano un toque de ginebra en lugar de soda, en honor a su último viaje a Londres

Recuerda. Hay que besarse más. Y en verano, mucho más

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-Día 1: Los 400 golpes
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-Día 5: Trece Rosas
-Día 6: Easy rider
-Día 7: The Last Waltz
-Día 8: Martin Rock and Roll Scorsese
-Día 9: Travis, Luke, Beatrix, Catherune y Léon
-Día 10: Natalie
-Día 11: BB
-Día 12: París
-Día 13: Sex

 

31 días de agosto: Sex (Día 13)

JEANNE: No sé cómo te llamas

PAUL: No tengo nombre

JEANNE: ¿Quieres saber el mío?

PAUL: No, no, no me lo digas, no quiero saber tu nombre, tú no tienes nombre y yo tampoco tengo nombre, no hay nombres, aquí no tenemos nombre

JEANNE: Estás loco

PAUL: Es posible que lo esté, pero no quiero saber nada de ti. No quiero saber dónde vives ni de dónde eres, no quiero saber absolutamente nada de nada, ¿has comprendido?

JEANNE: Me asustas

PAUL: Nada… Tú y yo nos encontraremos aquí, sin saber nada de lo que nos ocurra fuera, ¿de acuerdo?

JEANNE: ¿Pero por qué?

PAUL: Pues porque… aquí no hace falta saber nombres, no es necesario. ¿No lo comprendes? Venimos a olvidar, a olvidar todas las cosas, absolutamente todas, olvidaremos a las personas, lo que sabemos, todo lo que hemos hecho, vamos a olvidar dónde vivimos, olvidarlo todo

JEANNE: Yo no podré. ¿Tú sí?

PAUL: No lo sé. ¿Tienes miedo?

JEANNE: No

Una mañana de invierno, Paul (Marlon Brando), un hombre de 45 años recién enviudado, y Jeanne (Maria Schneider), una actriz amateur de 20, se encuentran casualmente mientras visitan un apartamento de alquiler en París. La atracción entre ellos es muy fuerte, tras mediar apenas unas cuantas palabras y sin conocerse, hacen el amor apasionadamente en el piso vacío. Es El último tango en París.

Hay polémica sobre la polémica, años después.

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-Día 10: Natalie
-Día 11: BB
-Día 12: París

31 días de agosto: París (Día 12)

Estuve en París en 1977. He vuelto muchas veces, la última el verano pasado, con los enanos, que les encantó subir a la Torre Eiffel. Los mayores, una vez arriba, brindamos con Moet Chandon, que no está mal. Y cuando paseábamos me convertí en el Flâneur que siempre he querido ser. Y me dio por pensar en todo loq ue ha sido, todo lo que es y todo lo que puede ser.

Y me acordé de Casablanca, al película mítica una noche de agosto en verano, escuchando bobadas como «el mundo se derrumba y nostros nos enamoramos». Bobadas sí, pero qué bobadas tan tiernas y bobaliconas y enamoradiscas.

Y bobadas también insuperables en plan «siempre nos quedará París». Mírate ahora un segundo y pregúntate si tienes algún París en el bolsillo para tener a mano.

También está Supertramp, con un concierto mítico que se llama así a secas, París. «Se trata del álbum en directo por excelencia del grupo. Paris contiene las canciones más memorables de Supertramp, cuenta con su formación clásica, y las interpretaciones son casi impecables. Además de eso, fue grabado poco antes de la salida de Roger Hodgson, por lo que es el testamento final del Supertramp clásico. Si alguna vez quieres saber qué es lo más grande de esta banda, éste no es un mal punto de partida. Si ya conoces su trabajo, es el álbum en directo a conseguir»

Que Subway, que la recomiendo siempre que puedo, aquél verano de 1986 que acabé en brazos de la otra BB mientras me iba a Londres pensando en el metro de París. Pero It’s only mistery, but I Like it!

Recuerda. Hay que besarse más. Y en verano, mucho más

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